Nueve relatos. La infancia. Lo torcido. La inocencia, ¿es posible? Vivir en una ventana, mirando una calle, midiendo el espacio, leyendo en las nubes. Aprender con cada caída. Ordenar el mundo y chupar un caramelo. Las mentiras. Sobrevivir y vivir y soñar. 

También Queridos niños, todas las tardes, el saludo de Gloria Fuertes en la tele. Los años setenta, creo. Gloria, la mujer hombre que no era madre, que nunca quiso ser princesa. La mujer distinta, maga, que no hada,  y un poco bruja. La mujer de la corbata. Yo sabía que olía a humo y encerraba un misterio. Nunca me inspiró ternura, tan sólo curiosidad, admiración y un poco de miedo. Igual que Santa Claus -nunca me hubiera subido a sus rodilla, ni le hubiera tirado de la barba-. 

 De alguna forma, concebí el título como un homenaje. Quizás fue un título desafortunado, parece un libro de nanas. Y sin embargo, es un juego entre Gloria y yo. 

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